River Plate está sumido en uno de sus peores momentos institucionales y futbolísticos. A nivel equipo, desde que quedara afuera de todo –esto es, Apertura ’07 y Copa Sudamericana, hechos que motivaran la renuncia de Daniel Passarella–, el club de Núñez no da pie con bola en la búsqueda del nuevo DT.
A la mediática negativa de Ramón Ángel Díaz, se sumaron luego las de Carlos Bianchi, Enzo Francéscoli, Américo Rubén Gallego y, más acá, la de Leonardo Astrada, dejando al más que discutido José María Aguilar, máxima autoridad millonaria, en una situación de extrema debilidad directiva.
Ahora, todos los dardos apuntan a Diego Simeone, hombre que no sabe si mantenerse estable en un Estudiantes de La Plata que volvió a sacar campeón tras años de letargo futbolístico, o emigrar hacia uno de los clubes más importantes pero, a la vez, más inestables, de América.
Si la avanzada para contratar al “Cholo” fracasa –hecho posible debido a la costosa cláusula de rescisión que su contrato con el “Pincha” estipula en caso de pretender romperlo–, Claudio Borghi es un nombre que da con el paladar del pueblo millonario: juego ofensivo y de buen pie.
Sin embargo, este último no cuenta con un consenso absoluto entre la dirigencia, por lo que la posibilidad de conformar una dupla entre Nery Pumpido –quien ganó todo con River en 1986– y Héctor Enrique –hombre del riñón más absoluto del club–, está aún latente.
Aguilar sabe que debe decidir pronto. Asimismo, que no puede seguir cometiendo errores ni recibir más “desplantes”. Por ahora, ya decidió el lugar en que el plantel profesional realizará su pretemporada desde el próximo 3 de enero: Mar del Plata. Habrá que ver ahora si al próximo técnico ese lugar le agrada.
