domingo, 30 de diciembre de 2007

"Por donde pasé, dejé una marca"



Dibuja mil esquemas tácticos en el aire. Agita los brazos como aspas y deja al descubierto esos nuevos tatuajes en el antebrazo derecho. Diego Simeone se grabó en letras chinas negras los nombres de cada integrante de su familia. Pero algo más dice en tinta roja que por nada del mundo piensa revelar. Como otros veranos, volvió a elegir esta ciudad para descansar. Hasta el 2 de enero se quedará por las arenas de la Barra de Maldonado, camino a José Ignacio, pero si pudiera arrancarle algunas hojas al almanaque... Está ansioso por abrir su capítulo en River, un club con el que nada lo familiariza. ¿Primer problema en puerta? "Las pocas historias que tengo en mi poca historia como entrenador [sugerencia: a Simeone hay que seguirlo con atención; no dirá nada por casualidad] me recuerdan que en Racing era un referente por ser hincha y haber cerrado mi carrera como jugador en el club, pero cuando perdíamos me puteaban todos; después, cuando ganábamos, me pedían que no me vaya. Con Estudiantes no me acercaban muchas situaciones, salvo que había tenido a Bilardo y a Pachamé como entrenadores, entonces al principio era observado porque no pertenecía a la familia... Ahora, la llegada a River será un poco igual: nos miraremos, nos iremos conociendo... ¡pero yo quiero ganar!", advierte, y parece desenfundar su carta de presentación. Como si en la voracidad de un entrenador agresivo y la grandeza de un club que extravió la gloria estuviese el vínculo para un ciclo que esta a días de estrenarse.

Competitivo por naturaleza, desde que se retiró como futbolista estuvo algo más de un año sin prenderse en ningún picado. No le encontraba sentido a jugar por jugar. Después, corrigió ese pequeño trauma. Ya cuando coqueteaba con despedir al futbolista todos sabían que se convertiría en técnico. "Quizá dentro de cuatro o cinco años lleguen los títulos, ¿no?", le preguntaron entonces. No le gustó nada a Simeone ese plazo. "O en dos; el tiempo es para los que no se esfuerzan", retó. Diez meses después de colgar los botines, el entrenador se probaba la primera corona en Estudiantes. Eso es prepotencia de trabajo a lo Simeone. Con esa intensidad y apetito llega a River.

-¿Por qué creés que Francescoli (que dijo que Simeone no tiene historia como entrenador) te quitó la confianza aún antes de empezar?

-Creo que fue una expresión... no errónea, porque la verdad es que tengo poca historia como entrenador. Ojalá él, el día de mañana, se sienta identificado con este River. ¿Por qué? Porque es un hombre muy importante en River y obviamente, me gusta que la gente importante hablé mejor que peor de uno. Pero la historia, entiendo, también se hace recorriéndola.

-Una vez contaste que Bielsa siempre te decía que quería ganar, pero con un equipo que además hiciera historia. Ambicioso como sos, ¿vos querés que tu River haga historia?

-Lo que me moviliza y entusiasma es darle una identidad a River. Por suerte, por donde pasé, dejé una marca. Tanto como jugador o como entrenador. Y aspiro, con los jugadores que tiene River, que son importantes, lograr que el equipo tenga una identidad. Que la gente venga a la cancha y sepa a qué juega el equipo.

-¿El último River no tenía identidad?

-Es difícil opinar sin convivir. Estoy ansioso por estar con los jugadores porque es la mejor manera de interpretar un montón de cosas. No me ato a nada de lo que me dicen; por eso, más allá de pensar en escuchar por momentos a otra gente que estuvo antes que yo, creo que no es bueno porque uno debe actuar a partir de cómo se comportan con vos, no a partir de lo que me dijeron. Vos te podés llevar muy bien conmigo y con un amigo mío llevarte muy mal. La relación que vamos a tener tiene que ser nueva y no llevar en el oído susurros de otros.

-Pero vos sos un compulsivo consumidor de fútbol. ¿Qué pensabas cuando veías jugar a River?

-¡Que tenía un equipazo!

-¿Veías un equipazo o a buenos jugadores...?

-Bueno..., que tenía grandes individualidades. Cuando vos ves un equipo que tiene esa posibilidad de crear situaciones de gol, que en el fútbol es muy complicado, decís: tiene cosas importantes. Está bien, después vas a las estadísticas, a los números fríos, y te preguntás: ¿por qué tantos goles en contra? Seguramente habrá un déficit que no parte de la defensa, estoy seguro que parte del conjunto.

-Cuando te pares frente al plantel el 3 de enero, ¿lo primero que les va a decir es que el esfuerzo no se negocia?

-No sé si voy a empezar por ahí, prefiero ser espontáneo y no guionarme nada. Pero sí: el esfuerzo no se negocia. Estoy convencido de que River tiene jugadores importantes; por algo están en River, a River no llega cualquier jugador. Ojalá que nosotros podamos encontrar lo mejor de cada uno de ellos.

-Llegás a un club desarticulado institucionalmente, con un alto rechazo popular hacia sus dirigentes y con una violenta interna entre sus barrabravas. ¿No lo pusiste en la balanza de la elección?

-Yo pienso como entrenador, la verdad no estoy 100% metido en estos detalles que son de opinión pública. Pero también entiendo que las cosas se agrandan mucho más cuando los resultados no acompañan. Yo pienso en el juego; después, esperemos que todo lo que esté alrededor del equipo esté bien porque será mejor para todos.

-¿La sequía de títulos será una presión extra?

-En estos momentos tenemos que pensar en formar un buen grupo, un buen equipo, antes que declarar cosas que te presionan sin sentido. Si todos queremos llegar a ese final, ¿para qué te vas a cansar diciéndolo? La realidad de River, después de haber terminado en la posición que se terminó, es ir escalón por escalón. La realidad es esta, el papel, no hay mentiras; a partir de ahí vamos a ir poniendo pieza por pieza en su lugar y, tranquilitos, vamos a ir llegando al lugar que hay que llegar.

-En 2008 te espera una gran exposición: por una lado la vidriera de River; por otro Carolina, tu señora, patinando con Tinelli en el programa de mayor rating del país...

-No me preocupa más de lo normal. No me pongo a medir si van a hablar de mí 10 personas o 100 personas. No pienso en eso.

Sólo un triunfo, pero valió un título
¿Cómo le fue a Simeone como DT ante Boca?
Paradójicamente, sólo una vez le pudo ganar, pero ese éxito le sirvió nada menos que para alzar un título: 2-1 con Estudiantes en la final por el Apertura 2006. Después, perdió tres veces (0-3, 0-2 y 1-3) y empató la restante (1-1).

Cholo Simeone

Cholo Simeone

.

.

.

.

.

.