viernes, 11 de abril de 2008

"Yo soy simeonista"



El Cholo le escapa a la comparación con Bielsa y marca territorio: "Mis equipos piensan en atacar pero sin dejar de lado que defendiendo se gana también", dijo antes de probar un 3-3-3-1 para el domingo.

Bielsista el Cholo? ¿Que Olé tuvo la osadía de compararlo con Marcelo sólo por un par de tics similares, algunos conceptos robados a su ex entrenador, su idea vertical y ofensiva, su obsesión por la táctica y su apasionado modo de sentir el fútbol? ¿Qué les pasa a los periodistas de este diario?

"Yo soy simeonista", dijo Diego Pablo en una entrevista con el diario español Marca, y se acabó la discusión. ¿Se acabó o acaso recién empieza? "Mis equipos piensan en atacar pero sin dejar de lado que defendiendo también se gana", argumenta el entrenador de River. "Mi paso por Italia me dejó ese sello defensivo", detalla en su búsqueda de resaltar que ya existe una impronta dieguista. Y a la vez, de evitar que le pongan el jogging entre los dientes.

Su afán por subrayar que no sólo lo seduce ir con todo sino también retroceder con todo es una manera de marcar territorio. Pero en los hechos la distancia se reduce mucho más que en el discurso. Por caso, en la práctica de ayer subió la apuesta ofensiva y probó un equipo decididamente más agresivo que el del miércoles. Su 3-3-3-1 (cualquier parecido con el 3-3-1-3 que es sinónimo de Bielsa es pura coincidencia) incluyó a Carrizo; Cabral, Tuzzio, Villagra; Augusto Fernández, Ahumada, Abelairas; Alexis, Falcao, Buonanotte; y Abreu. Con un enganche definido, podría haber sido el 11 que eligió el Loco. Pero es el que paró el simeonismo. ¿Qué es eso? Una línea de conducta que apela a la superorganización fuera de la cancha (al punto de ocuparse hasta de que los jugadores consuman fruta para mejorar la dieta) como a la desorganización adentro (sólo basta ver al equipo el domingo). Que es capaz de juntar cinco o más delanteros pero que sufre si al final del torneo no se termina con la valla menos vencida. Que varía esquemas y posiciones, incluso en un mismo partido. Que no se casa ni con Ortega. Que es locura durante los partidos pero cordura en la semana. Que corrige "detalles" de sus futbolsitas mostrándoles errores en DVD. Que no apabulla de conceptos a los jugadores: les habla corto y directo, en el oído, unos minutos antes de saltar a la cancha. Que exige ir, obvio, y volver con más actitud todavía. Que pretende jugar bien pero ante todo ganar.

Simeone reconoce su inspiración en varias fuentes: Basile, Passarella, Bilardo, Eriksson, Roberto Mancini y Bielsa. Al Coco lo acercan sus ganas de ir a Ezeiza; a Passarella, el gel; al Narigón, su pasado en Estudiantes; a Sven Goran la inclinación por el juego vertical y el doble pivote de buen pie (Verón o Abelairas); a Mancini, el apego a la rotación y el inconfundible estilo europeo. Pero en el caso de Bielsa es más corto enumerar las cosas que los alejan. Una de ellas va a ser el equipo que los hizo ingresar a Europa: mientras el Espanyol de Barcelona acogió al Loco, a Simeone lo buscaron el Valencia antes de contratar a Ronald Koeman, el Zaragoza y, en estos días, "un equipo sofisticado" según la intrigante definición de un allegado. Y el Atlético lo espera a partir de febrero, cuando se cumplirán los tres años de experiencia que exigen en España.

Desde el otro lado del Atlántico, y especialmente desde Madrid, a Simeone le siguen hasta cuántas gotas de perfume francés invaden su cuerpo. Y tanto allá como acá se enteraron de que no sólo existe el menottismo, el bilardismo o el bianchismo: a partir de hoy, el DT de River inauguró una nueva corriente. El simeonismo, curiosamente, se caracteriza por estar integrado por un sólo entrenador: Simeone.

Cholo Simeone

Cholo Simeone

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