Llegan los momentos calientes de la temporada y el Atlético está más en la pomada que nunca. Tanto en Liga como en Champions, a los rojiblancos les espera un mes de emociones fuertes. A estas alturas, y quizá desde hace un mes también, cada encuentro es una final que te lleva sin solución de continuidad a otra. Es el camino para conquistar los sueños.
Y en este contexto recibieron los chicos del Cholo la visita del Barcelona al Calderón. Un duelo a muerte a orillas del Manzanares con una plaza en semifinales de la Champions en juego. Quien más, quien menos esperaba que el técnico argentino se sacara otro conejo de la chistera y volviera a dejar a sus pupilos boquiabiertos con la charla, que les explicara de forma individual, con las ya famosas cholinas, lo que buscaba de ellos o que les recordara la importancia de lo que había en juego con alguna otra genialidad.
Nada de eso. El Cholo tenía más que claro que la plantilla estaba mentalizada al doscientos por ciento y que no hacía falta tocar ni una sola tecla más. Si algo les faltaba, además, se lo darían los casi 55.000 hinchas que llenarían a reventar el Calderón. Ese tema estaba más que solucionado. "Sabía que cuando salieran al campo y vieran el ambiente mis palabras se iban a hacer muy chiquitas", comentaba El Cholo tras el encuentro.
De hecho, sus palabras los días previos al duelo no fueron muy distintas de las que los jugadores escucharán ahora contra el Getafe o de las que el propio Simeone pronunció antes de medirse al Villarreal o al Granada. No incluimos en esta lista al Athletic porque, en esa ocasión, Simeone contó con la ayuda extra de Irene Villa, que dio una conferencia al plantel en Bilbao.
Así pues, poco le importó al entrenador rojiblanco que la mayoría de sus pupilos no hubieran jugado nunca unos cuartos de final de Champions League, él se centró en el rival y en el papel que cada uno debía desempeñar sobre el césped para anular a los Messi, Neymar, Iniesta y compañía, pero de un modo muy esquemático, muy práctico. A ese, al Barça, sí que le conocen bien. Tanto, que Simeone prefirió no saturar a los jugadores con vídeos y explicaciones. Ni uno solo les puso. Todos los conceptos se trabajaron sobre el césped.
Liberados
El plan, desde luego, funcionó a las mil maravillas. El propio preparador así lo reconoció en rueda de prensa tras el duelo: "El equipo estaba muy convencido de lo que tenía que hacer. Trabajamos cada detalle para que no nos lastimaran y para atacar como debíamos. Así, por ejemplo, Raúl García ganó todas las pelotas aéreas y Adrián todos los piques. Más que hablar, en esta ocasión había que marcar bien cómo había que jugar y creo que los chicos salieron al campo con el choque perfectamente esquematizado. Estaban muy seguros, eso les liberó y la libertad les dejó jugar mejor".
